Por: Missael Nava
Según datos del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), en un periodo de seis años, el número de mujeres aseguradas aumentó un 18.7%, superando el crecimiento de sus contrapartes masculinos, que fue de solo 6.6%
Un análisis realizado por la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos (Conasami) revela que, la tasa anual, las mujeres con seguridad social experimentaron un crecimiento promedio del 2.8%, mientras que los hombres solo alcanzaron 0.7%. Este incremento se traduce en una mayor representación femenina en diversas industrias: 26.6% trabaja en industrias manufactureras, 24.4% en servicios empresariales y personales, y 22.6% en comercio.
La participación de las mujeres en el sector laboral en el país, mostró un crecimiento favorable para este sector, por ejemplo, para octubre de 2023, el total de personas aseguradas en el IMSS alcanzó 22 millones 532 mil 925, de las cuales 40.2% son mujeres, lo que equivale a aproximadamente 9 millones 066 mil 310
A pesar del aumento en la participación laboral, persisten las diferencias salariales. En el último mes reportado, las mujeres tenían un salario base de cotización promedio de 537.29 pesos diarios, frente a los 609.59 pesos diarios que perciben los hombres. Sin embargo, es importante destacar que el incremento salarial para las mujeres fue del 4.6%, superior al 3.9% registrado para los hombres.
Comparando con el cierre de 2018, las mujeres han visto un aumento real del 19.4% en sus ingresos, mientras que los hombres tuvieron un incremento del 18.7%.
El avance se debe en parte a las nuevas políticas sobre salarios mínimos que han contribuido a reducir la brecha salarial entre géneros
La Conasami también señala que los aumentos al salario mínimo durante este periodo han llevado a una disminución del 29.1% en la brecha salarial de género a nivel municipal. En localidades donde los salarios eran más bajos, esta reducción alcanzó hasta el 66.6%, lo que resalta la efectividad de estas medidas.
A pesar de estos progresos, aún existen desafíos significativos para las mujeres en el mercado laboral. La pandemia exacerbó problemas preexistentes, como la sobrecarga de trabajo no remunerado y la falta de acceso a servicios adecuados de cuidado infantil, lo que limita su capacidad para participar plenamente en el empleo formal.
Aunque hay un aumento en la cantidad de mujeres empleadas, muchas se encuentran en sectores con salarios bajos y condiciones laborales precarias