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En un contexto donde la crisis migratoria y las bajas temperaturas ponen a prueba la capacidad de respuesta del Gobernador de Sonora, Alfonso Durazo, Hermosillo se enfrenta a una realidad difícil: la escasez de espacios adecuados para albergar a los migrantes deportados desde Estados Unidos.

Ante esta situación, el Gobierno del Estado ha optado por habilitar el Gimnasio “Ana Gabriela Guevara”, al sur de la ciudad, como albergue temporal. Sin embargo, esta medida ha generado críticas, ya que el uso de instalaciones deportivas para fines humanitarios pone de manifiesto la falta de infraestructura adecuada.

El director de la Comisión del Deporte del Estado de Sonora (CODESON), Erubiel Durazo, ha sido cuestionado por apoyar la decisión. Si bien la situación es compleja y requiere medidas inmediatas, muchos consideran que esta no es la mejor solución.

Hermosillo ha sido históricamente una ciudad que carece de suficientes espacios deportivos, y ahora, con la ocupación de gimnasios como albergues, se comprometen aún más las posibilidades de que los ciudadanos accedan a lugares de esparcimiento y desarrollo físico.

Erubiel Durazo, en su rol como máximo responsable del deporte en Sonora, debería estar liderando esfuerzos para garantizar que las instalaciones deportivas estén disponibles para el público y no se utilicen como refugios temporales en tiempos de crisis.

Aunque el gobierno estatal tiene los recursos y los planes para afrontar la crisis migratoria, la gestión de los espacios y la creación de soluciones más sostenibles para atender a los migrantes sigue siendo una asignatura pendiente.

La comunidad sonorense no solo necesita más espacios para los deportistas del mañana, sino también una estrategia a largo plazo que contemple tanto la atención humanitaria como la mejora de la infraestructura para el deporte y el bienestar de todos.

En medio de la adversidad, la necesidad de coordinación y visión a largo plazo se vuelve cada vez más urgente. Hermosillo necesita contar con más y mejores instalaciones deportivas, sin que estos recursos se vean comprometidos para situaciones extraordinarias.

Sin lugar a dudas, la situación actual exige un liderazgo más claro y un enfoque integral que permita que el bienestar de los migrantes no signifique sacrificar el futuro deportivo de la ciudad.

En un contexto de emergencia humanitaria, donde la falta de recursos y la alta demanda de atención a los migrantes son evidentes, esta medida pone en evidencia un problema mucho más profundo: la falta de planificación y la escasez de instalaciones deportivas.